sábado, 15 de marzo de 2008

Paraíso perdido

Hoy echo de menos algunas cosas
Echo de menos la infancia, aquellos partidos de fútbol con chapas en los cuales el balón era un garbanzo y la portería, cualquier caja de zapatos cortada por la mitad.
Echo de menos el colegio, aquellos amigos que se fueron perdiendo en el camino y que siempre recuerdo y siempre siento cerca aunque nada me una ya con ellos.
Echo de menos mi barrio, Aluche, sobre todo en los domingos, cuando salían los gitanos con la cabra, el afilador paseaba en busca de clientes y los churros calientes eran recibidos como el premio final de la semana. También echo de menos ver la calle atestada de gente, los bares soleados de gente amiga y el parque cuajado de niñas que saltaban a la comba dejando entrever las bragas entre impulso e impulso, como promesa de un lugar mejor y más divertido.

Echo de menos aquel tiempo en que los trapecistas estaban en la calle y se besaban en los lugares públicos, demostrando que se amaban.
Echo de menos el pueblo con sus veranos largos y lúdicos, llenos de pajas, fútbol, libros y cartas. Echo de menos las partidas de mus, las fiestas, los primeros tragos de alcohol, el primer cigarrillo y aquel beso, que nunca olvidaré, que nunca nadie ha olvidado.
Echo de menos creerme el cuento de que este mundo es cojonudo, el pensar menos y el vivir más, el estar abierto a todo, desnudo de prejuicios. Echo de menos aquel arroyo que se ha secado, aquella roca donde nos metíamos mano los niños y las niñas y que ahora, es un chalet adosado color melocotón.
Echo de menos disponer de mi tiempo y no tener noción de su concepto y por tanto, usarlo de un modo impúdico, despreocupado y simple.


Echo de menos -dejándome de rodeos- mi infancia. Echo de menos -está muy claro- no echar de menos nada.
Ya sé que esto es un tópico, pero es verdad: lo echo de menos. Y también sé que como dijo un tipo listo, no debemos ser sectarios; porque la infancia puede ser un paraíso perdido, pero también un infierno de mierda. No es melancolía, es que me lo pasé muy bien.
Y una vez más, no tengo la menor idea de a qué viene esto, pero ahí queda. O no.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta como escribes, y esta vez hasta me he emocionado (tonta de mí...). Siempre es un placer leerte. Un saludo,

Eva.

Trapecista dijo...

Muchas gracias, Eva. Más placer para mí que leas lo que se me va ocurriendo. Es estupendo saber que por este blog también se pasa gente que no conozco personalmente y que lo sigue. Alimenta la vanidad de uno.

Anónimo dijo...

ya me dirás si no es una maravilla tener tantas cosas para echar de menos.
Que buen pasado!
Ese mismo que te convirtió en la persona tan especial que sos, como siempre te quiero y quiero y aunque repita a Eva, emociona leerte!Dora