lunes, 19 de mayo de 2008

Premios

Últimamente, por una cosa o por otra, voy a muchas entregas de premios, ya sean literarios o teatrales. Estas ceremonias suelen ser un coñazo supino, a no ser, claro, que alguno de los galardones recale en uno. Ahí la cosa cambia, aunque no demasiado. La vanidad del premiado es algo que conviene alimentar si estás como yo en una serie que no te entusiasmao dejando pasar las horas, escribiendo mucho y mal y un poco cansado de la noble ocupación de no hacer nada. Vas, escuchas al Alcalde de turno, a la concejala habitual, subes, recoges el premio, piensas que debería estar mejor dotado económicamente y con las mismas te vas a casa con una media sonrisa y cierta satisfacción autosuficiente y peligrosa.
La otra cara de la moneda es cuando no te dan ni las gracias por acudir. Én ese caso todo se te hace más largo y pesado, el discurso del alcalde y la concejala te hierve la sangre y cuando regresas a casa tienes ganas de tomarte un güisqui y ver una película antigua.


El hecho es que en estas últimas semanas, mi única fuente de ingresos proviene de esos premios literarios (porque los teatrales no dejan ni un duro). No me quejo, desde luego, pero no estaría mal tener algo más seguro, más estable.
El próximo día 21 tengo una nueva entrega. Espero poder decir desde aquí que cayó algo y a los amigos y amigas, invitaros a una cerveza o un güisquito. Y tal vez, después me iré de viaje, quién sabe dónde, que diría aquel señor del bigote ex militante de la LCR.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hoy he visto un folleto para presentarse a un concurso de narrativa, no lo he mirado muy bien, pero el premio eran 9.000 euros.
Quizá te interese.