viernes, 19 de septiembre de 2008

Cambios

Nada es perfecto, nadie es perfecto... ni siquiera la vida. Hay cosas que están bien o lo parecen y de repente dos paletos que no saben hacer la "o" con un canuto vienen y las joden. Cést la vie, que dirían los franceses.
Me he cansado, al fin, de la vida en Brunete; un pueblo al que he querido y quiero, pero que está tan lleno de serpientes venenosas, tan superpoblado de miserables con lazarillo pistolero, que empieza a resultar un imposible el andar por las calles sin que alguno de esos reptiles te muerda e inyecte veneno. Por demás, la ineficacia de los poderosos, la soberbia de los delincuentes, el tufo a pescado podrido de la guardia pretoriana han colmado la paciencia de este servidor que les escribe. Ahora, por primera vez en mucho tiempo, echo de menos Madrid, mi Madrid, esa ciudad incivilizadamente civilizada en la que ir al cine, respirar cultura o decir lo que venga en gana, está al alcance de la mano.


Desde hace una escasa semana, apenas días, he iniciado ese temido momento que todo joven marca en el horizonte: buscar piso... De alquiler, claro, no vayamos a joder. Los precios andan por las nubes en la capital del reino de España. He encontrado una cosilla por 500 euros, pero no sé si será definitiva: gano bastante y tengo algo ahorrado de otras series, sí, pero no sé cuanto va a durar la nueva: la televisión es así.
No obstante, como decía un genio limpiabotas, nunca se ha escrito nada de cobardes (mentira, claro, como todas las genialidades) y he decidido tirar para adelante. Ya no hay vuelta atrás. El horizonte es difuso, pero es (en el sentido existencial de la palabra) por primera vez en mucho tiempo. Como decía la semana pasada, toca tirarse al ruedo. Madrid me espera y espero que no sea por mucho tiempo. Salud.

1 comentario:

María Arenas Olvera dijo...

¡Qué soberbio con lo de "gano bastante"!
¡Suerte!