lunes, 2 de febrero de 2009

Premios Goya

Ayer se entregaron los premios Goya... y yo con estos pelos. Por primera vez en muchos años eran más las películas que no había visto que las que sí, por primera vez no tenía una favorita (que por cierto nunca gana) y por primera vez en bastante tiempo la gala no me pareció un tostón insufrible.
No es que fuese el paradigma de la diversión y el jolgorio padre, pero tampoco, todo hay que decirlo, estaba al paupérrimo nivel de sus más inmediatas predecesoras (por fin se han llevado a Corbacho, por Dios). La presentadora hizo de presentadora, los chistes fueron los justos (unos mejores y otros peores) y esos chicos de Muchachada Nui, sin ser santo de mi devoción, resultaron aceptables. Tratándose de una gala de premios, yo le daría un holgado aprobado.


No obstante, me gustaría lanzar una pequeña reflexión. En la entrega de premios de ayer se produjo un hecho lamentable. Cuando un tipo calvo y con perilla que había ganado el cortometraje documental se disponía a lanzar el consabido discurso de agradecimiento a papá y mamá (cosa que me parece de lo más normal, dicho sea de paso), la realización del programa decidió cortar su intervención y censurarla.Resulta intolerable que eso ocurra ¿no os parece? O sea, que si Javier Fesser, Penélope Cruz, Benicio del Toro o cualquier otro nos martirizan con nombres que ni nos van ni nos vienen no decimos nada, pero si un completo desconocido, que goza del que probablemente será su único minuto de fama en mucho tiempo, se explaya un poco, metemos la tijera, pasamos a otra cosa y si te he visto no te acuerdo. Es indecente. ¿No somos todos iguales?


He de decir que a mí me parece estupendo que TODO el mundo lance su perorata sobre la ayuda de la prima Pepi y el tito Lolo. Una gala es una gala. Al que no le guste, que cambie de canal. Pero lo que no es de recibo es medir las intervenciones con doble rasero, máxime cuando los que necesitan promoción no son las vacas sagradas precisamente, sino la gente que está empezando. Los Goya se crearon para publicitar el cine español y le hacemos un flaco favor a la industria cuando censuramos a nuestras voces, por muy anónimas que estas sean.
Para terminar, diré que me encantó el discurso de Jesús Franco (enorme personaje) y que vi a Penélope Cruz muy seria. ¿Por qué será, será?