Debe de ser cierto aquello de que La primavera (ya muriente) la sangre altera. La sensación es que todo es una tómbola en la que el perrito piloto es el producto estrella y la mini moto (mini qué...) ha pasado a mejor vida. Quedan papeletas de la rifa, pero...
Ayer y anteayer estuve con un amigo (uno de los mejores, si no el mejor) que se halla inmerso en una mala racha pasajera. No me gusta dar consejos porque en esta tómbola cada uno quiere un producto diferente y yo no soy quién para decirle a nadie que el peluche de picachu es una mierda. Lo importante es estar, supongo.

Por eso hoy me apetece darles las gracias a aquellos que están siempre, cada uno a su manera, y les pido disculpas si en alguna ocasión no supe callarme la boca y hacer lo que se debe hacer: brindar apoyo incondicional y punto. Para eso están los amigos.
En estas fechas que anuncian el principio del verano, convocando a la memoria los veranos anteriores en los que siempre algo era distinto, uno se pregunta qué le deparará la época más viva del año. En mi caso parece que vacaciones pocas, que noches divertidas muchas (o eso espero) y que de lo demás (salud, dinero, amor, compra de vaores bursátiles, etc.) no se sabe o no se contesta.
Lo que es seguro es que habrá gente, aquellos a los que llamo amigos, que ahí estarán. A todos ellos, a todas ellas, gracias. Y a aquellos cuya sangre sea alterada por el inevitable cóctel de hormonas, feromonas y hermanos de la misma especie que desatan los efluvios veraniegos... pues paciencia y mi número de teléfono para tomar unas copas, echar unas risas y cantarle al futuro una canción optimista y vengativa con la que mandarle a la mierda en detrimento del presente.
Ayer y anteayer estuve con un amigo (uno de los mejores, si no el mejor) que se halla inmerso en una mala racha pasajera. No me gusta dar consejos porque en esta tómbola cada uno quiere un producto diferente y yo no soy quién para decirle a nadie que el peluche de picachu es una mierda. Lo importante es estar, supongo.

Por eso hoy me apetece darles las gracias a aquellos que están siempre, cada uno a su manera, y les pido disculpas si en alguna ocasión no supe callarme la boca y hacer lo que se debe hacer: brindar apoyo incondicional y punto. Para eso están los amigos.
En estas fechas que anuncian el principio del verano, convocando a la memoria los veranos anteriores en los que siempre algo era distinto, uno se pregunta qué le deparará la época más viva del año. En mi caso parece que vacaciones pocas, que noches divertidas muchas (o eso espero) y que de lo demás (salud, dinero, amor, compra de vaores bursátiles, etc.) no se sabe o no se contesta.
Lo que es seguro es que habrá gente, aquellos a los que llamo amigos, que ahí estarán. A todos ellos, a todas ellas, gracias. Y a aquellos cuya sangre sea alterada por el inevitable cóctel de hormonas, feromonas y hermanos de la misma especie que desatan los efluvios veraniegos... pues paciencia y mi número de teléfono para tomar unas copas, echar unas risas y cantarle al futuro una canción optimista y vengativa con la que mandarle a la mierda en detrimento del presente.