martes, 15 de noviembre de 2011

Votaremos a Izquierda Unida, digo yo

Se acerca el 20 de noviembre, fecha mítica en que murieron dos tiranos, uno de ellos demasiado tarde. Francisco Franco, tal vez el hombre más gris, sanguinario, estúpido, ridículo y repugnante de nuestra historia como nación, dejó de respirar entre sudores de sangre en la cama de un hospital para regocijo, como decía la canción, de aquellos hombres y mujeres que desde el infierno (un infierno metafórico que no es infierno sinoparaíso de los justos) esperaban la victoria que la historia les robó.
Treinta y seis años después de tan esperada noticia se celebrarán comicios electorales para designar al partido político que habrá de conducir nuestra nave en estos tiempos tan duros. Todo parece indicar que, para desgracia de nuestro futuro, el ganador de las elecciones será el Partido Popular, que como todo el mundo sabe, es más populista que popular y más lobby que partido. Estamos aviados, aunque en honor a la verdad, entre la gestión reciente del PSOE y la que habrá de venir no existirán demasiadas diferencias.


En una sociedad como la española, tan propensa al bipartidismo estéril y a cierta comodidad intelectual, parece que la ciudadanía está condenada de por vida a elegir entre lo mismo y lo mismo. Sin embargo, un sector de la población (confío en que creciente) tiende a romper las cadenas del bipartidismo y tomar partido por otras fuerzas que representan mejor que el PP y el PSOE lo que ellos piensan y defienden.
Yo siempre he sido de esos. Me la traen floja las opciones de ganar. De hecho la victoria me parece vulgar, muy lejos de la estética y naturaleza del perdedor, que es hermosa (sí, me crié con el referente de Bogart, que casi siempre perdía). Y como soy de izquierdas, pues votaré a IU.
Creo que no seré el único y que mi organización crecerá. El PSOE es un partido que nadie se cree ya, paradigma de la traición a la izquierda y sus ideales, que rescata del cementerio de elefantes a su mamut más histriónico. Nadie puede asumir las propuestas de Rubalcaba con seriedad. Después de la pinza PP-PSOE que ha gobernado los cuatro años, el que haga un discurso teóricamente de izquierda resulta, a falta de un adjetivo mejor, esperpéntico.
UPyD por su parte, se acerca más a una organización de carácter mussoliniano que otra cosa y EQUO (verdes europeos, liberales de derechas con pecas verdes) es el enésimo intento del poder establecido para restar votos a IU cuando parece que está en fase creciente. La izquierda no tiene mucho donde elegir. IU es ahora más que nunca la opción útil.



Pero a la incomparecencia de los contrarios, se suma en este caso que votar a Izquierda Unida es un acto que puede efectuarse por primera vez en mucho tiempo sin la necesidad de taparse la nariz (con la excepción de Cataluña). La oscura etapa de Gaspar Llamazares como coordinador ya pasó. El giro a la izquierda y la ruptura con el seguidismo efectuado a Zapatero es historia. Nos hemos centrado en el discurso hacia la clase trabajadora y nos hemos alejado de la insoportable posmodernidad del gafapastismo de ICV. Cayo Lara, con sus carencias y virtudes, es un trabajador que defiende a los trabajadores y trabajadoras y piensa en lo que ese colectivo piensa. La pioridad es generar empleo y garantizar unas condiciones dignas en el mismo, reforzar lo público, eliminar el poder de la banca hasta nacionalizarla, garantizar las pensiones, etc. Y esas son hoy las prioridades de Izquierda Unida. Habrá que votarla, digo yo.