viernes, 14 de agosto de 2009

Óxido y salmuera

Vaya verano este, qué poquita cosa. Nunca me ha importado mucho el dinero. Cuando lo tengo lo gasto y no pienso en el futuro, no le doy importancia. Supongo que porque ahorrar no sirve para nada, ya se sabe.
Pero aún así y sintiéndolo mucho, el dinero, la pasta gansa nos permite ciertos lujos que a parte de no ser muy necesarios le aportan sal y azúcar a la vida. Lo que más me jode de no tener manteca es no poder viajar, que para mí es lo más interesante de la vida. Entre Madrid, Brunete y Cebreros me voy a pasar este verano anodino e insulso (vampirismo aparte). No es que me queje, sé que hay gente que lo pasa peor, pero me jode, qué le vamos a hacer.
Aún así, de lo que empiezo a estar seguro es de que pase lo que pase, en septiembre liaré un diminuto petate y me iré a Córdoba, mi ciudad, mi paraíso en la tierra.


Iré por ocio, por política y por vengarme de mí mismo. Las fiestas del PCE, mi partido, se trasladan allí después de suspenderse el año pasado por cuestiones económicas. Cuando me enteré se me hizo un nudo en la garganta. En un principio pensé no ir, porque Córdoba me duele por razones que no vienen al caso. Sin embargo, tras pensarlo con detenimiento, tras sopesar pros y contras, tras entender que me apetecía más que nada en este mundo porque es el PCE, porque es Córdoba, porque me lo merezco, opté por hacer el viaje casi como un peregrino que se convoca a sí mismo para un acto purificador de ruptura con un pasado que le aburre y le tortura sin demasiado sentido. No permitiré que los recuerdos con sabor a metal rancio, a óxido y salmuera, me jodan un sólo minuto más. Ya está bien, coño.
Así que pelillos a la mar, allí estaré. Si alguien quiere verme me encontrará con un mojito, los ojos vidriosos y cantando la Internacional. Aunque también es posible que esté en la Calle de las Flores tomando salmorejo y flamenquines o paseando por el Paseo de Ronda, junto al molino de agua derruido, fumando un cigarro y disfrutando de la mejor de las noches, la que mejor huele, la cordobesa. Venid a la fiesta del PCE, merece la pena, palabra de honor.