martes, 28 de octubre de 2008

Frutos laborales

Ayer arrancó la serie en la que escribo últimamente. Ayer a las 17:05 de la tarde "Estados Alterados. Maitena" tuvo su primera emisión. Las cosas fueron bien. Un 9% de audiencia para una cadena como La Sexta, que está en torno al 6´5%. Para comenzar es muy buen bagaje. Veremos si la cosa marcha igual el resto de la semana y el próximo mes. Sería lo suyo. Ojalá nos renueven.
A todos aquellos que la visteis por amistad o cariño hacia mí, os lo agradezco infinitamente. A los que no la visteis, os invito a hacerlo. A muchos no les gustará, a otros les encantará, pero hay que decir que se ha hecho con cariño infinito y tratando de sacar el mejor resultado.




906.000 personas, según los índices de audiencia, siguieron la serie. No está mal la cifra aunque no dé vértigo.
Y aunque ayer no hubo sketch mío, entendí que cuando lo haya, mi trabajo habrá llegado de nuevo a más gente de lo que nunca soñé. Es la parte buena de la televisión., algo a lo que no me acostumbro. De la parte mala no hablaré, porque no es plan de tirar piedras sobre mi propio tejado y porque la mayoría ya lo sabéis.
En fin, que espero que os haya gustado. Saludos

miércoles, 15 de octubre de 2008

La caída del Imperio Romano

Tarde o temprano, todos los imperios se derrumban. Es ley de vida. Con ellos suele caer algo más que el poder político, territorial y económico; con ellos suele caer, sobre todo, un modo de vida.
Aquí, en Occidente, asistimos en estos días al derrumbamiento del Imperio más poderoso que jamás haya existido.
No me refiero, como muchos supondrán, a los Estados Unidos, país que nunca ha sido el Imperio en sí, sino más bien el encargado de soportar los laureles augustos de este o dicho de otro modo, el César o el Emperador, que regía los destinos de algo mucho más grande: nada más y nada menos que el Capitalismo, el Liberalismo o como lo quiera llamar cada uno.
El caso es que desde la caída del gran enemigo (la extinta y añorada por muchos, Unión Soviética) el Imperio, al verse libre de un contrapunto amenazador, dio rienda suelta de la manera más salvaje a sus íntimas contradicciones, al fondo inhumano de su credo. Caído el sovietismo (que no el comunismo o marxismo), otros enemigos se alzaron ante su rostro. Así, con la tragedia de las Torres Gemelas el Emperador decidió aplastar cualquier movimiento que pudiera amenazar no su poder político o religioso, sino territorial y económico.


Lo que ocurre es que el tiro les salió por la culata y eso que de tiros siempre habían sabido mucho... Un nuevo gigante, que apenas brillaba desde el atraso que se le presuponía, un pueblo Bárbaro, iba trabajando mientras en su intención de suplantar al César y su Imperio. Ese gigante se llamaba China y contaba con algo que el Imperio no tenía: fuerza productiva, mano de obra, trabajo.
El error final del Imperio, el que está provocando un colapso burocrático y financiero definitivo es tan sencillo que no han sabido verlo: el Capitalismo no puede subsistir sin sovietismo, lo necesita. Al vencerlo acabó consigo mismo. El miedo desapareció y con él, desparecieron los frenos que el sistema se había impuesto por miedo a la Revolución. Desde 1991 hasta este preciso instante, Occidente ha creído que el dinero generaba dinero, que la especulación generaba dinero y que la fuerza productiva, la mano de obra, eran algo innecesario. Pensaban que podían sustentar su poder en la superioridad militar únicamente. Grave error. Al quitarse la careta social que le obligaba a llevar el miedo al "comunismo", se precipitó la caída.


No obstante, y por finalizar con el paralelismo romano, no podemos olvidar que en todos los Imperios y especialmente en el que nos ocupa, siempre hubo un poder oculto, un poder que estaba muy por encima del augusto: la guardia pretoriana, es decir, los bancos. La guardia pretoriana siempre ha puesto y quitado emperadores, los ha asesinado a conveniencia apoyándose en el poder militar y ha mantenido una relación preeminente con respecto a las decisiones del Imperio. Una vez más (la historia se repite) es la Banca, los pretorianos del sistema, los que han asestado la puñalada definitva al Imperio.
El mundo ha cambiado, es un hecho. Obama quiere que el estado meta mano, hasta el caudillo neoliberal Bush quiere que el estado meta mano. Ha nacido un nuevo orden en el que los chinos tienen demasiado que decir. El futuro es incierto, pero no podemos olvidar el viejo axioma "A rey muerto, rey puesto". Qué nuevo Imperio, César y guardia pretoriana ocuparán el puesto es lo que falta por dilucidar. Lo único claro es que el viejo orden ha caído y está brotando uno nuevo. A dónde nos conducirá, es harina de otro costal.