Me pregunto yo (yo este de carácter lingüistico y no metafísico) por qué tanto empeño en autoafirmarse. Hemos venido a este mundo en pelotas, no sabemos muy bien cuál es nuestra función, perdemos el tiempo, trabajamos, pagamos impuestos y luego, unos cuantos polvos después, vamos y nos morimos. Qué cuadro.
lunes, 31 de marzo de 2008
No semos naide
Me pregunto yo (yo este de carácter lingüistico y no metafísico) por qué tanto empeño en autoafirmarse. Hemos venido a este mundo en pelotas, no sabemos muy bien cuál es nuestra función, perdemos el tiempo, trabajamos, pagamos impuestos y luego, unos cuantos polvos después, vamos y nos morimos. Qué cuadro.
miércoles, 26 de marzo de 2008
Siente un Azcona en su mesa
martes, 25 de marzo de 2008
A la playa con gabardina
Ir a trabajar a una oficina es como acudir a la playa con gabardina; desentonar resulta inevitable, la sensación de ser observado es constante y la sensación de no haber escogido la indumentaria apropiada persiste durante todo el largo, monótono y grisáceo día.
Todo esto lo digo por experiencia, claro; llevo unos días trabajando en la empresa familiar en calidad de administrativo, más que nada por ayudar a la familia.en unas cuestiones relacionadas con mi profesión que pueden serles de ayuda. Afortunadamente es un trabajo temporal por gusto que no me roba tiempo de la serie. El ambiente laboral es bueno, estoy rodeado de trabajadoras muy majas que endulzan el pesado trabajo de adjuntar facturas y albaranes, ocupación desquiciante y vacua que agota más aún que correr la San Silvestre vallecana.
El asunto es que esto de trabajar de administrativo, si se sabe aprovechar, puede facilitar mucho material de trabajo para el guionista. Las gentes que pueblan una oficina, por lo menos esta en la que me hallo, se trocan en fructíferas dispensadoras de anécdotas, perfiles, gags, frases, diálogos y demás chanzas.
sábado, 22 de marzo de 2008
Otra de listas
sábado, 15 de marzo de 2008
Paraíso perdido
miércoles, 12 de marzo de 2008
Vértigo
sábado, 8 de marzo de 2008
Autorretrato en la memoria
cuando te fuiste?
¿Quién sangra
y arroja su sed de nieve
en la mirada?
¿Quién despide a las gaviotas
y en sus lágrimas
siente el batir y el aleteo?
¿Quién se hiere los ojos?
¿Quién a fuerza de morir
nació en la cumbre?
¿Quién de sangre
surca los labios
de su pubis?
¿Quién la escucha?
¿Quién la teme?
Hace ya años
alguien olvidó su casa
entre las manos.
Hace demasiado tiempo
alguien perdió su voz
en el camino.
Años, tiempo ido,
medusas en la piel
y en la luz y en las estrías
del fulgor sobre el agua
y azucenas.
¿Quién al reservar
la noche un canto conocido
pasa de largo
el cierzo y la saliva?
¿Quién recogió los huesos
y molió su sueño
y entregó la sangre al volteo
de los mirlos?
Hundido, niño muerto,
que descubrió el azul y lo retuvo.
Ala, córnea, ceniza de los cuerpos
abrazados en el tiempo y la memoria.
Cíclope cansado, viento a rachas,
efigie desolada.
Y el tiempo pasó.
miércoles, 5 de marzo de 2008
Un encuentro
Sin embargo, aquella vez se trataba de una hermosa embarazada de no más de veinticinco años, que frisaría el octavo mes y que al entrar al atestado vagón, sólo obtuvo la indiferencia de los viajeros.
- Siéntese –dijo él, asumiendo el riesgo de que le mandase a la mierda.
A la embarazada se le iluminaron los ojos y la sonrisa le brotó en los labios acentuando su belleza.
- Muchas gracias.
En ese instante frenó el tren y el cuerpo de la chica se abalanzó sobre su pecho, donde estuvo incrustado diez segundos.
- Disculpe.
Restó él importancia al suceso y observó cómo ocupaba su asiento. Notó un extraño orgullo y sintió alivio.
A las tres paradas descendió del vagón. Al salir se acercó al kiosco y pidió una revista.
Cuando fue a echar mano de la cartera se dio cuenta: alguien se la había robado. Sólo podía ser una persona.
- Cabrona –murmuró.
Y malhumorado, dejó la revista en su sitio y regresó a casa.