Aquellos que queremos dedicar nuestra vida al oficio de escritor (entre otras muchas cosas) solemos plantearnos muy a menudo una cuestión fundamental: ¿Por qué carajo escribimos? ¿Cuales son los verdaderos motivos que nos impulsan a encender el ordenador y teclear durante horas?
Nunca las he escrito, al menos que yo recuerde. Daré diez razones escogidas al azar, sin excesiva solemnidad y sin pensarlo mucho.
- Escribo porque me gusta.
- Escribo porque siempre he buscado un lector o mejor dicho, una lectora, que me acompañe en otras lecturas, en otras aventuras.
- Escribo porque tengo Ego y muy desarrollado. Me gusta que me den palmaditas en el hombro, qué le vamos a hacer.
- Escribo porque es mejor que beber (excepto cuando beber es mejor que escribir).
- Escribo porque me interesa la vida, porque tengo mala memoria y porque conozco a tantos personajes y me pasan tantas cosas raras, que si no las escribiera, nunca me lo perdonaría (supongo que esto nos pasa a todos).
- Escribo porque me divierte escribir, porque me fascina crear mundos y vidas.
- Escribo porque es lo único que, mejor o peor, sé hacer para ganarme la vida dignamente.
- Escribo porque al hacerlo me despojo de vestidos morales, intelectuales y sociales y puedo abrir la mente y entender ciertas cosas, que nunca entendería si no las escribiese.
- Escribo porque de mayor quiero ser trapecista y no puta.
- Escribo porque me gustan los libros, porque desde que era un embrión propenso a la nicotina y los güisquis, he soñado con ir en el metro y ver a una señora fina y de derechas leyendo un libro mío y llorando de emoción.
En fin, todo son pajas mentales.